HISTORIA DE UN ESCRITOR
MI PRIMER LIBRO


SANTIAGO GARCÍA-CLAIRAC

MAXI, EL AVENTURERO

A principios de los años noventa yo trabajaba como creativo publicitario en la agencia multinacional norteamericana Grey (nada que ver con libros del mismo título), a la que estuve ligado durante casi diez años.

Llevaba mucho tiempo pensando en dedicarme a la literatura pero no encontraba la idea adecuada para dar ese paso tan importante. No quería escribir cualquier cosa y dediqué mucho tiempo a la búsqueda de algo digno de narrar, algo que me apasionara, pero no daba con la tecla.

No paraba de leer y de hacerme preguntas sobre qué me gustaría escribir.

Había hecho algunos intentos, pero ninguno me complacía, así que esos borradores se  quedaron en el cajón de mi escritorio y nunca se los enseñé a nadie y jamás intenté publicarlos. Son secretos y permanecerán así. Pero me sirvieron para empezar a caminar en la dirección adecuada.

Por fin, un día, la idea apareció. Surgió casi de forma inesperada y fui el primer sorprendido.

Se trataba de una novela infantil.

Iba a escribir las experiencias de un niño que hacía cosas por primera vez mientras iba descubriendo la vida.

Una idea sencilla pero muy interesante que sirvió para dar vida a mi primer libro y a mi primer personaje: Maxi el aventurero.

 

La primera sinopsis que escribí decía algo así: "Maxi es un niño de ocho años, sobreprotegido por sus padres, que nunca ha salido solo a la calle. No tiene hermanos, vive en un barrio acomodado, le encanta leer, es buen estudiante y buena persona. Un día, su madre le manda a comprar el pan, lo que le da la ocasión de vivir algunas aventuras llenas de sorpresas y disgustos".

Después de revisarla y corregirla varias veces, la di por la buena y la usé como punto de partida.

El siguiente paso fue escribir un tratamiento de la historia, es decir, lo que los personajes hacen, pero sin diálogos. Solo la historia.

Es bien sabido que hay dos formas de afrontar un libro: A-Con brújula. B-Con mapa

Los que escriben con brújula parten de una idea inicial y van desarrollando la historia según la escriben sin saber lo que va a pasar a continuación y sin conocer el final, que inventan cuando llega el momento.

Los que usan el mapa lo planifican todo hasta el último detalle antes de empezar a escribir. Tienen en sus notas y en su cabeza toda la historia y centran sus esfuerzos en plasmarla tal cual, afrontando los imprevistos que puedan surgir.

Yo soy de los de mapa.

El trabajo de creativo publicitario me ha enseñado que la improvisación está muy bien, pero que la planificación es mejor.

No obstante, aclararé que no tengo nada en contra del sistema brújula, simplemente se trata de que cada uno use el que mejor se adapte a su manera de ser. Los dos son buenos.

Volviendo a Maxi, acabé haciendo una escaleta muy precisa que dividía la historia en 10 capítulos de unas 5 páginas cada uno.

Es un formato bastante habitual en libros infantiles y es lo que suelen pedir en algunos premios literarios de este género.

Ya sabía que la historia que iba a contar tenía que caber en una 50 páginas, escritas en Times, en cuerpo 14.

Aproximadamente, la escaleta distribuía la acción de la siguiente manera:

Capítulo 1: Maxi está en su casa, disfrutando de la lectura. Inesperadamente, su madre le envía a comprar el pan. Maxi se niega, pero ella se empeña y, por fin, sale de casa solo, dispuesto a cumplir esta peligrosa misión. Es la primera vez que sale solo de su casa, así que va muerto de miedo.

Capítulo 2: Maxi se encuentra en la escalera con su vecina Lily, que decide acompañarle. En la calle se topan con algunos chicos del barrio que se burlan de él.

Capítulo 3: Maxi tiene su primera aventura cuando ayuda a un ciego a cruzar un semáforo y aparece un ladrón que quiere robar el maletín al ciego y Maxi lo impide.

Capítulo 4: Maxi y Lily se toman un descanso pero las cosas se complican y se dan de bruces con una mujer que pide limosna en el Metro.

Capítulo 5: Lily le incita a colarse en el Metro y un vigilante les persigue. Suben a un tren y escapan por los pelos.

Capítulo 6: Salen del Metro en la siguiente estación y se encuentran perdidos. Intentan orientarse e inician el regreso a casa.

Capítulo 7: Conocen a un niño gitano que pide limosna en los semáforos que les acompaña y que salva a Maxi de ser atropellado.

Capítulo 8: Después de aceptar las disculpas de conductor que es increpado por algunos transeúntes, compran la barra de pan y llegan a su barrio, donde los chicos de antes increpan al niño gitano al que Maxi y Lily defienden.

Capítulo 9: Finalmente, todos se hacen amigos y deciden formar una banda de amigos. Maxi se separa del grupo y vuelve a su casa.

Capítulo 10: Maxi entra en su casa y se dispone a dar explicaciones a sus padres.

De esta manera, conseguí simplificar la verdadera historia de Maxi, el niño que vivía protegido en su casa y descubría que el mundo era hostil.

La historia empezaba en su casa y volvía finalmente a ella después de haber vivido su gran primera aventura.

Con una escaleta tan precisa, con las notas, gráficos y bocetos terminados, tenía la historia perfectamente clara y solo me quedaba ponerme a escribir.

Ya veía en mi mente el relato de forma tan nítida como si fuese una película y quedaba poco espacio para la improvisación, cosa que tampoco me asustaba ya que estaba habituado a crear sobre la marcha.

Igual que hacía cuando inventaba un spot publicitario, era capaz de "proyectar" la historia de Maxi en mi mente hasta el punto poder corregir, añadir o quitar destalles con gran precisión.  La veía con tal claridad que casi la conocía de memoria.

Hice muchas viñetas de storyboard y el próximo paso fue planificar el sistema de trabajo ya que me parecía imposible ponerme a escribir sin tener un esquema de producción claro y seguro.

Para empezar, agrupé toda la documentación en mi cartera de trabajo que iba a conmigo a todas partes, dispuesto a no separarme de Maxi ni un segundo.

Me puse un horario de trabajo que, finalmente, acabó siendo a partir de las 7 de la tarde; de forma que, estuviese donde estuviese, a esa hora abandonaba mi tarea de creativo publicitario para enfrascarme en la escritura de Maxi el aventurero.

Salvo cuando tuve rodaje, grabación de sonido o reunión con clientes, todos los días durante más de un mes, a  las 7 en punto, entraba en el mundo de Maxi durante un mínimo de un par de horas.

Así que la primera versión de Maxi se escribió en cafeterías, hoteles, trenes y otros lugares a los que mi profesión me llevaba, que fueron muchos y diversos

La escritura de Maxi el aventurero fue muy viajera y accidentada, pero conseguí redactar un primer borrador del que me sentí bastante satisfecho. Suficiente para empezar a trabajar.

Hice muchas revisiones y, al cabo de un año, di la obra por terminada.

Añadiré que, en mi planificación, había decidido que escribiría siempre a mano, con pluma estilográfica, en un cuaderno de líneas de tamaño de media cuartilla, más fácil de manejar y que cabía en mi cartera.

De esta manera, y gracias a un rigoroso plan de trabajo, conseguí escribir mi primer libro y Maxi se convirtió en un libro que tuvo muchas ediciones y me abrió las puertas del mundo literario.