SINOPSIS
EN LA EDAD MEDIA, después de la feroz batalla de Emedia, el EJÉRCITO NEGRO se repliega a Ambrosia, donde intentará recuperar sus fuerzas.ARTURO ADRAGÓN está demolido por la desgracia acaecida sobre él, en la que ha perdido a Alexia y sol piensa en recuperarla.
DEMÓNICUS jura venganza contra ARTURO y ARQUIMAES y envía su ejército para que aniquile a los emedianos y recupere el cuepod e suhija, la princesa ALEXIA.
ARTURO ADRAGÓN, ARQUIMAES y CRISPÍN logran burlar a sus sitiadores y huyen en busca de ayuda.
Entran en la ciudad de CARTHACIA, donde las cosas se complicarán enormemente. Allí conocerán a la joven AMAROFET y al caballero ALEXANDER DE FER.
EN LA ÉPOCA ACTUAL, ARTURO ADRAGÓN sigue acosado por los sueños medievales. Su único alivio es la ayuda de METÁFORA.
Los acreedores asfixian a su padre y tratan de embargar la FUNDACIÓN.
Ahora, con ADELA, la nueva jefa de seguridad, parece que las cosas se van a tranquilizar, pero es justamente al contrario. Los acontecimientos se disparan y se establece una lucha sin cuartel.
STROMBER se asocia con DEL HIERRO y, entre ambos, están a punto de quedarse con la FUNDACIÓN.
Ante esta situación, ARTURO reacciona con coraje y se dispone a luchar contra sus enemigos.
Pero las cosas no son tan fáciles.
FRAGMENTO
La página más oscura de la leyenda de Arturo Adragón, el joven caballero que dirigió al Ejército Negro y que creó Arquimia, el mayor reino de justicia jamás conocido, se escribió durante la terrible batalla de Emedia. Allí ocurrieron dos graves acontecimientos que le partieron el corazón: la muerte de la princesa Alexia a sus prpias manos y la derrota de su ejército.
Un profundo deseo de venganza se instaló en su espíritu; continuamente pensaba en matar a Demónicus, al que hacía responsable de tanta desgracia, y en castigarse a sí mismo, por haber fallado a sus hombres y por haber matado al gran amor de su vida. Las imágenes de la feroz batalla, en la que los soldados, en la que los soldados del Ejército Negro morían bajo las armas envenenadas de los demoniquianos, devorados por bestias carnívoras, y abrasados por el fuego de feroces dragones, mientras él luchaba contra Alexia, poblaba sus sueños cada noche y le atormentaban sin descanso.
Desde entonces, Arturo se había convertido en un ser que no conocía la paz; pasaba muchas horas aislado, intentando ordenar sus ideas y tratando de dominar los sentimientos de rabia y frustración que le oprimían.
Arturo Adragón se encontraba ahora en la gruta subterranea del monasterio de Ambrosia, envuelto en un silencio tan profundo que hasta los más leves ruidos producidos por los pliegues de su ropa se amplificaban como un trueno y resonaban hasta el último rincón.
Acababa de destapar el féretro de Alexia. Se inclinó sobre el ataúd, introdujo la caja de madera con el pergamino secreto que Arquimaes la había confiado y la puso entre las inertes y rígidas manos de de la princesa. Sabía que el documento estaría bien protegido.
Comprobó con satisfacción que su maestro había hecho un buen trabajo de embalsamamiento y había aplicado sus mejores técnicas para conservar el cuerpo sin vida de su amada, sobre cuyo rostro pasó los dedos en señal de despedida.
Ajustó la tapa y la apretó con fuerza; los cerrojos de seguridad diseñados por Arquimaes se cerraron y el ataúd quedó definitavamente sellado. Le tranquilizó saber que nadie podría volver a abrir el féretro salvo él o su maestro, que eran los únicos que conocían la forma de hacerlo. Ahora, Alexia y el pergamino con la fórmula de la vida eterna yacían juntos en una caja fortificada, inexpugnable.
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