LAS PELÍCULAS DE MI VIDA

Empecé a ir al cine en la época de las míticas sesiones continuas, en los años 50.

Después de su paso por las salas de estreno, las películas se proyectaban en cines de barrio bajo la fórmula de Sesión Continua.

Estas sesiones solían empezar sobre las cuatro de la tarde y, por un precio asequible, más bajo que el de una sala de estreno, proyectaban dos películas usadas que, a veces, estaban ya estropeadas por el desgaste o se rompían por el exceso de uso.

Lo extraordinario es que el espectador podía quedarse hasta la hora de cierre, sobre las doce de la noche, para ver varias veces las mismas películas por el mismo precio. Lo que era un verdadero regalo si tenías tiempo y te tocaban películas que te entusiasmaban.

Los cines de barrio eran, en aquella época un refugio perfecto para mucha gente a la que le sobraba el tiempo: desempleados, jubilados, chavalería, enamorados... que encontraban en la oscuridad de las salas la manera perfecta de evadirse de los problemas de la realidad que, desde luego, no era muy atractiva.

Los años cincuenta y sesenta fueron una fiesta para la Sesión Continua.

Fueron años grises que sólo tenían pinceladas de color en las películas  en Technicolor (Hay que recordar que la televisión, que nació en el año 1957, empezó a emitir en color  a partir del año 1976).

Es verdad que también existían los tebeos en color. Eran los que llegaban de México, publicados por la Editorial Novaro, que nos trajo a Supermán y al Llanero Solitario, Roy Rogers entre otros; pero los tebeos nacionales eran, en su mayoría, en blanco y negro y tenían el formato apaisado. Sólo hay que recordar a Roberto Alcázar y Pedrín; El Guerrero del Antifaz; El capitán Trueno; Apache, Mendoza Colt, etc...

Y los libros, que sólo tenían la portada en color y, a veces, había en el interior ilustraciones en blanco y negro.

Así que las películas en color, norteamericanas en su mayoría, eran la mejor vía de escape para una imaginación que estaba reprimida por una cruda realidad de postguerra.

Me resultaría imposible recordar todas las películas que vi en aquellas fabulosas sesiones continuas.

Supongo que mi memoria habrá olvidado las que menos me impactaron y recordará las que más le subyugaron.

A pesar de las dificultades que entraña, voy a intentar recordar y comentar las que más me impresionaron.

No pretendo hacer una lista de recomendaciones, sólo quiero compartir con los lectores mis mejores momentos cinematográficos, igual que haré con los libros y los tebeos.

Dicen que somos los leemos, pero añadiré que también somos lo que vemos.

Mi imaginación se alimentó de libros, tebeos y películas, y soy lo que soy gracias a lo que me aportaron.

Algún día hablaré de los anuncios que inventé durante mi etapa de creativo publicitario y veremos la influencia que han tenido estos tres géneros sobre mi creación. Os aseguro que es revelador.

También diré que mis libros son el resultado de todo lo que recibí durante mi etapa de lector y espectador adolescente. Sólo hay que leer El niño que quería ser Tintín para entender lo que quiero decir.

Dejando la nostalgia de lado, hay que reconocer que las cosas han cambiado mucho. Los cómics, los libros y las películas actuales tiene una calidad excepcional y espero poder hablar también de estas obras.

 


 

 

Una de las primeras películas que recuerdo haber visto en mi vida se titulaba EL TRIUNFO DE BÚFFALO BILL. Estaba interpretada por un tipo muy alto llamado CHARLTON HESTON, que llevaba dos grandes revólveres plateados colgados del cinto y un sombrero con una pluma.

También salía una chica pelirroja, muy guapa, llamada RHONDA FLEMING.

Búfaflo Bill era un tipo duro, más listo que los indios que tenía enamorada a Calamity Jane, aunque a él no le interesaba ya que la veía como a una niña, mientras que bebía los vientos por la sagaz Rhonda Fleming, que le parecía más madura y mucho más interesante. Quizá le atraía de ella su condición de espía.

Entre amoríos, Búffalo Bill creaba el mítico Pony Express y burlaba a los indios de Mano Amarilla, al que eliminaba finalmente en una lucha a cuchillo. También conseguía enamorar a la chica, a Rhonda, con la que se entendía muy bien. Aunque, para este héroe, nada podía equipararse a la libertad de cabalgar por las extensas llanuras, sólo, con sus armas y su caballo, con el viento en el rostro.

Las grandes llanuras, los duelos, los viajes en diligencia, las persecuciones de los indios y las extraordinarias carreras de caballos me impresionaron mucho y creo que esa película me convirtió en un enamorado de los westerns.

Ah, y en brillante Technicolor.

Más tarde, pude ver LOS CABALLEROS DEL REY ARTURO, interpretada por ROBERT TAYLOR y AVA GARDNER, que me subyugó. El sentido del honor que destilaban los personajes principales: la reina Ginebra, el mago Merlín,  el rey Arturo y el caballero Lanzarote fueron una gran lección que nunca pude olvidar.

Las armaduras, los castillos, los escudos y toda la parafernalia medieval eran deslumbrantes y pasaron a formar parte de mis sueños.

Contaba la historia de un caballero noble que se enamoraba de la esposa del rey pero, que por honor, amistad y sentido del deber, renunciaba a su amor y se iba a luchar contra los pictos, que eran unos tipos muy malos que querían conquistar Inglaterra.

Al final luchaba contra un individuo vestido de negro y lo arrojaba a las arenas movedizas.

Grandísima historia que me mantuvo encandilado y que habré visto, desde entones, docenas de veces.

 MOBY DICK fue una película muy impactante y demasiado oscura, aunque muy evocadora.

Contaba la historia de una venganza. Un hombre perseguía obsesivamente a una ballena blanca para matarla por haberle cortado una pierna. Y no dudaba en poner a sus hombres en peligro. Nada en el mundo podía detenerle. Ni su propia muerte le impidió llevar a cabo su meditada venganza.

Era la primera vez que veía el mar en una película y creo que me ayudó a comprender su inmensidad y sus peligros.

GREGORY PECK encarnaba al capitán vengativo y solitario y me cautivó.

Luego, cuando me enteré de que existía un libro, no dudé en leerlo. Y se convirtió en uno de mis favoritos.

Pero nunca olvidaré las impactantes imágenes de la película.

 

 20.000 LEGUAS DE VIAJES SUBMARINOS fue la película que me descubrió que el cine era capaz de todo. incluso de mostrar lo imposible.

Los efectos especiales me dejaron atónito. Yo no sabía que se llamaban así, pero me di cuenta de que lo que se veía no era real y tenía que estar trucado. Por esta cinta me resultó mágica.

KIRK DOUGLAS se convirtió en uno de mis actores favoritos y, como era muy prolífico, vi muchas películas suyas en los años siguientes. JAMES MASON, que interpretaba al capitán NEMO, también; era n tipo con mucho estilo.

La película contaba la historia del capitán Nemo, que había inventado una nave capaz de viajar bajo el mar y quería conquistar el mundo o algo así, y se dedicaba a hundir barcos de guerra. Al final, gracias a los manejos de Kirk Douglas, sus proyectos de grandeza se truncan acaba muerto.

Los viajes al fondo del mar eran asombrosos. Eso de salir a pasear entre peces, vestido con una traje de buzo y con una escafandra me dejó atónito.

Lo peor es que no había chica y carecía de historia de amor, como en todas las demás películas que había visto hasta entonces. Ya empezaba yo a fijarme en esas cosas.

LAS MINAS DEL REY SALOMÓN contaba la historia de una mujer que contrataba a un  cazador profesional  que organizaba safaris para ir en busca de su marido, perdido en la selva meses atrás.

Este cazador, interpretado por STEWART GRANGER, acepta el encargo y lleva a la mujer a través de la selva africana, salvándola de mil peligros.

Una escena realmente fascinante es cuando se interpone entre ella y una manada de elefantes y, con una escopeta de dos cañones, abate y un elefante de gran tamaño.

Ambos personajes viven, a lo largo del viaje, un precioso romance que da interés a la historia. La fidelidad de la mujer hacia su marido perdido, debatiéndose con el amor creciente hacia el cazador fue francamente revelador.

Al ser la primera vez que veía una película rodada en el selva, quedé absolutamente prendido del paisaje. ¡La de veces que habré soñado con ser el cazador y vivir una gran aventura entre tribus peligrosas y animales salvajes!

Uno de los atractivos de esta cinta fue, precisamente, la presencia de un silencioso watusi, que medía más de dos metros.

En fin, una película inolvidable que, más tarde, tuvo horrendas continuaciones que nunca consiguieron hacer olvidar el encanto aventurero de esta primera versión.

Technicolor brutal, paisajes inolvidables y personajes encantadores hicieron de esta película un referente para otras que vinieron después.

Absolutamente inolvidable.

Cuando escribí el guión y planifiqué el storyboard del cómic MAXI EN ÁFRICA, tuve muy presentes las imágenes de la estampida que son realmente asombrosas.

 SINUHÉ, EL EGIPCIO era una película de temática adulta que conseguí ver gracias a la tolerancia y complicidad de un portero de cine de verano que me permitió pasar por motivos que nunca conseguí descubrir.

Esta película era embriagadora. Los escenarios y los vestuarios sólo eran comparables a la belleza de la malvada mujer que enamoraba y arruinaba al pobre Sinuhé.

Sinue era médico y, después de caer en la indigencia más absoluta, decide hacer un largo viaje para olvidar su desgracia. Y sólo vuelve a Egipto para avisarles de que los hititas disponen de armas más poderosas y que les van a aniquilar.

El Destino resarce a Sinuhé cuando la mujer que le arruinó viene a pedirle ayuda en su grave enfermedad, cosa que él no puede solucionar. La venganza silenciosa. Sinuhé lamenta no poder curarla, pero no parece que le afecte mucho.

Esta increíble película destilaba sensualidad por los cuatro costados. Y, a pesar de los decorados de cartón piedra, reflejaba un mundo faraónico esplendoroso lleno de tentaciones.

Con la ayuda del Technicolor y de unas brillantes escenas de guerra, resultaba embriagadora.

Fue una verdadera revelación. Hubiera dado cualquier cosa por visitar el Egipto que se representaba en la cinta.

Y hubiera dado cualquier cosa por poder avisar a Sinuhé de lo mala que era esa perversa mujer. Me asombró ver como todos nos dábamos cuenta de sus maniobras menos él. De eso aprendí mucho: ¿Cuántas veces mis amigos habrán visto de mí lo que yo no era capaz de ver?

Años más tarde leí el libro  de Mika Waltari y me encantó ver lo fiel que había sido la película.

 ¿QUO VADIS? fue la primera película de romanos que vi en mi vida, y todavía no me he repuesto del impacto.

Estaba interpretada por ROBERT TAYLOR, al que poco antes había visto en LOS CABALLEROS DEL REY ARTURO y me encantó verle ahora vestido de tribuno romano.

Era una película de corte religioso, basada en una extraordinaria novela que tuvo mucho éxito en su época.

Ahí descubrí a un actor del que me declaro fan incondicional: PETER USTINOV. En ¿QUO VADIS? interpretaba la malvado NERÓN, que además de hacer la vida imposible a los cristianos, al protagonista y a la chica, quemaba Roma mientras cantaba horribles versos.

Lo más impactante de la película fueron las escenas del circo, en las que arrojaban a los cristianos a los leones. Familias enteras devoradas por las bestias sólo por su creencia... Ancianos, mujeres, niños...

Luego, para redondear, aparecía URSUS, el protector de la chica que la salvaba peleando con un toro.

Y, a todo esto, había que añadir a la chica que enamoraba al tribuno. Creo que nunca he vuelto un personaje tan lleno de amor y bondad.

Y al final PEDRO vuelve a ROMA para ser crucificado cabeza abajo.

¿QUO VADIS? era, en suma, una película llena de momentos épicos subyugantes.

Hace poco ha salido una edición remasterizada en DVD que es absolutamente recomendable.

LOS TRAMPOSOS

Una película española para morirse de la risa que mitificaba a los ladrones de poca monta. Había visto muchas películas de grandes ladrones profesionales pero nunca una en el que los ladronzuelos fuesen tan buenos y simpáticos. Bueno, salvo una italiana titulada RUFUFU, que también glorificaba a un grupo de pobres hombres fracasados que veían en el robo su única salida en la Italia de la post guerra.

LOS TRAMPOSOS contaba la historia de un par de sinvergüenzas que acaban siendo empresarios de una agencia de viajes que acaba absorbida por una gran empresa del mismo sector.

La picaresca española cobraba todo su valor en esta cinta a todo color que iniciaba una época de modernidad en España.

La he revisado varias veces y creo que sigue teniendo todo el vigor y el encanto de entonces. Es perfecta para pasar un buen rato y darse una idea de aquella época. Muy recomendable para toda la familia.

 MARCELINO PAN Y VINO. Si hubo una película que me hizo llorar, fue ésta.

Cuenta la historia de un niño abandonado en un convento de monjes que le adoptan y le ayudan crecer rodeado de cariño. MARCELINO traba amistad con un una escultura de Jesucristo y ambos mantienen hermosas conversaciones. La inocencia de MARCELINO es de tal calibre que incluso le lleva, a escondidas, pan y vino para alimentarle.

Una preciosa película religiosa en blanco y negro, bien interpretada, con un niño actor poseedor de una voz estremecedora que no se puede olvidar, PABLITO CALVO.

Más que emocionante.
Está basada en un libro de SÁNCHEZ SILVA.

 SOLO ANTE EL PELIGRO es la sorprendente historia de un hombre que debe enfrentarse solo a unos bandidos que quieren matarle. Nadie le ayuda y ni siquiera su esposa le apoya en su decisión de quedarse en el pueblo para afrontar el desafío. De esa película recuerdo que me llamó la atención ver a un hombre mayor casado con un chica joven. GARY COOPER doblaba casi en edad a GRACE KELLY, la actriz principal, y me costó asimilar ese hecho.

En cualquier caso, la historia era brillante y me solidaricé con este personaje más que con ningún otro. Un hombre solo contra el mundo entero me resultó fascinante. Más tarde, vi EL ÁRBOL DE LA HORCA, en la que GARY COOPER interpretaba a un médico que se enfrenta a todos por una mujer. Y también EL HONOR DEL CAPITÁN LEX, donde este actor hacía lo mismo por su país. Así que no es de extrañar que GARY COOPER haya sido mi ídolo durante esa etapa de mi vida.

SOLO ANTE EL PELIGRO es una película mítica, rodada en blanco y negro que yo siempre asocié con las películas italianas de la época que reflejaban la dureza de la vida en blanco y negro, como EL LADRÓN DE BICICLETAS o LA GRAN GUERRA que, de algún modo, tenían en común la crítica a una sociedad poco solidaria con los que sufren.

CONCLUSIÓN

Naturalmente, las que he comentado no fueron las únicas películas que vi a finales de los años cincuenta, solo son una pequeña muestra representativa del cine que visualicé, pero fueron muchísimas más.

Hay que recordar que, en aquellos tiempos, no existía la televisión, que nació en 1957 y tardó mucho en implementarse, así que el cine era la forma más asequible de ver películas que existió hasta los años sesenta. Para los jóvenes, también estaban los cómics y los libros y en pleno auge, los guateques.

El cine, los cómics, los libros y los guateques.

De ahí proviene todo lo que hago.